Pleno verano. Un grado más, una página más. Hoy es el día. Hoy es el día para refrescar las ideas, para tener ganas y animarse a jugar entre los renglones imaginarios.
Y aquí estoy: escribiendo. Porque escribir es soñar con algo distinto, no es sólo contar. Hoy escribo para que mis palabras no queden ocultas tras un archivo de word, para hacerme cargo de cada elección, de cada pensamiento. Y sobre todo, hoy escribo para serle fiel a quién me enseñó a querer el mágico oficio de escribir. Un oficio para algunos, una pasión para mí.
En fin, hoy mis ganas se materializaron, hoy voy a construir algo.

jueves, 7 de febrero de 2019

6 de cada 10 mujeres, asesinadas



274 femicidios en el 2007
El 41% de las víctimas tenían entre 16 y 30 años
24 femicidios en lo que va del 2019
El 61,7% de las víctimas tenían una relación de pareja con su asesino

Números y más números, sólo estadísticas pero ninguna solución para que las mujeres dejen de morir.
Quizás este blog esté un poco repetitivo respecto del tema, pero, también, está monótona la sociedad ya que no se dejan de cometer femicidios. Días tras día, hora tras hora, los noticieros y diarios se inundan con letras de catástrofe y con el llanto de familiares que piden justicia, pero nada cambia.
Una mañana informan que Celeste Castillo es asesinada por su pareja, un oficial de policía, al otro día olvidan a Celeste para hablar de Gisela Solis Calle y el hallazgo de su cuerpo en un arroyo. Siempre parece que el presente es de terror pero resulta que un caso tapa al otro, que un caso es mucho peor que el anterior. Entonces llega el brutal femicidio de Lucia Morel. Ella estaba internada porque padecía cáncer, aunque resulta que, además de ese cuadro clínico, padecía a su marido Norberto Ronthantl quien la asesina a golpes.
Nombres que se olvidan, cifras que llenan planillas, titulares de diario y que se vuelven a cajonear, hasta que otra chica es víctima de su pareja o de cualquier hombre que piensa que ella es de su propiedad y puede hacer lo que quiera, puede decidir sobre su vida o sobre su muerte, entonces ahí todo vuelve a empezar.
Entre tantas estadísticas se supo que Buenos Aires tuvo, este año, una tasa de femicidios de 1,18 cada 100.000. Y en contraposición se tiene a La Pampa con 0 femicidios, esto llama poderosamente la atención de las autoridades a tal punto que la ministra Bullrich decide estudiar a esa provincia porque “llama la atención la cifra 0”. Sí, llama poderosamente la atención que exista un lugar en este mundo donde no se maten mujeres, a pesar de que debe ser todo lo contrario, debe generar espectacularidad que se cometan femicidios y que cada día sean aún más. Pero no, lo que genera un gran estudio es que La Pampa no sea el escenario de mujeres muertas, esperemos que semejante “anomalía” se estudie para exportar el modelo a todo el resto del mundo que si tiene varones capaces de matar al sexo femenino.

En la anterior nota me despedí implorando que al otro día no me tenga que despertar con un nuevo femicidio, ahora ya no creo que eso suceda, ya no creo en Papá Noel, así que en esta nota me despido con la esperanza de que mañana me despierte con un femicida en la cárcel y con medidas fuertes para que las mujeres dejemos de tener miedo.

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