Todos los
22 de febrero desde el 2012 una sirena suena de forma continua por unos minutos
en la estación de Once y un escalofrío recorre el cuerpo de familiares, heridos
y todos los que tienen empatía por semejante desamparo.
Y como si
un Dios existiera, el día de la fecha manda nubes, lluvias, un clima pesado que
deja por el piso el ánimo y la tristeza inunda cada corazón.
Esa sirena que
suena en la estación del tren Sarmiento, ese mismo tren que ahora, DESPUÉS DE
LA TRAGEDIA, llega a Once más lento que paso de hombre, se estaciona en Once
como si fuera un tren de cristal a punto de romperse. Pero no, no es de cristal
y si se rompió hace 7 años y con él la vida de inocentes que sólo iban a
trabajar.
Hoy
recordamos la lucha de los familiares, una lucha incansable, de esa que no se
corrompe, de esa que va hasta lo último para lograr JUSTICIA. Y así cosecharon
la condena de Sergio Cirigliano (empresario), y de los ex funcionarios Juan Pablo Schiavi, Ricardo Jaime y Julio
De Vido.
Todos los
22 de febrero suena una sirena, pero lo particular de este 22 de febrero es que
además de la sirena, del llanto de los familiares de las 51 víctimas, de los
discursos pidiendo más justicia, se vieron flores de colores radiantes que
representan cada una de los corazones que dejaron de latir en la formación del
tren Sarmiento.