Pleno verano. Un grado más, una página más. Hoy es el día. Hoy es el día para refrescar las ideas, para tener ganas y animarse a jugar entre los renglones imaginarios.
Y aquí estoy: escribiendo. Porque escribir es soñar con algo distinto, no es sólo contar. Hoy escribo para que mis palabras no queden ocultas tras un archivo de word, para hacerme cargo de cada elección, de cada pensamiento. Y sobre todo, hoy escribo para serle fiel a quién me enseñó a querer el mágico oficio de escribir. Un oficio para algunos, una pasión para mí.
En fin, hoy mis ganas se materializaron, hoy voy a construir algo.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Una ventana cerrada




Un destino que promete sierras, aventuras, pesca y diferentes actividades al aire libre y en contacto con la naturaleza. Eso mismo publicitan las páginas webs, dedicadas a atraer el turismo, y el centro de informes turísticos de Villa Ventana. Sin embargo todas esas promesas se derrumban al momento de llegar a destino.

El paisaje deslumbra con las sierras, con flores amarillas que decoran y perfuman los caminos de Villa Ventana y con el verde esperanza de los pastizales, un verde que derrumba la expectativa de realizar actividades, por lo menos de lunes a jueves. Y esto no significa hacerle una campaña negativa al lugar, ni denunciarlos, sino todo lo contrario es contarle a la gente que quiera visitar el lugar que lo haga los fines de semana o mejor hacerle abrir los ojos a los lugareños para no espantar a los turistas.

¿A qué me refiero? Principalmente a los parques provinciales, al personal de dichos lugares que su actitud no atrae a los visitantes. Querer subir por los senderos es toda una odisea, y no me refiero al esfuerzo para caminar y a la cantidad de horas que se tarda en llegar a la cima, sino a la suma de excusas que ponen los empleados, de por ejemplo el Parque provincial Ernesto Tornquist. Allí se dice poder realizar excursiones de la zona, como el ascenso autoguiado al cerro Ventana, treeking a los Piletones Naturales y a la Garganta del Diablo, aunque esto casi nunca se pueda realizar. ¿Por qué?: un día porque llueve, lo cual es lógico porque sobre todo hay que mantener la seguridad de los turistas, otro día porque hay paro nacional o porque hay humedad, o porque el día anterior llovió pero siempre hay un motivo para no poder realizar las excursiones.  

¿A que más me refiero? A las otras cantidades de excursiones que la casa de informes turísticos publicita con folletería, como es le caso de cabalgatas o cuatriciclos. Pero esto es otra cosa más que sólo se puede ver en folletos o escuchar por los guías pero no hacer, ¿por qué? O porque el dueño excusa no poder trabajar o porque la mala disposición del personal espanta a quién quiere contratar el servicio.

Y no sólo la frustración de no poder realizar las actividades hace tener una mala impresión de Villa Ventana sino también la cantidad de servicios que no se prestaban, por ejemplo los Supermercados. Es verdad que cada lugar tiene sus usos y costumbres pero creo que en un sitio turístico estos usos deben cambiar para mejor. Me refiero a la frase lunes y miércoles “descanso semanal” lo cual hace que ningún mercado se encuentre abierto y entonces no haya lugar donde hacer las compras.

La cantidad de cosas que no se pueden hacer resultan una pérdida de tiempo, unas frustradas vacaciones para quienes disfrutan sus días libres conociendo el lugar elegido para vacacionar.
Y aunque la escenografía de Villa Ventana sea ideal para apreciar con la vista no es la mejor para ponerse en acción. Allí sí se encontrarán espacios verdes, arbolados, tranquilidad para chicos y grandes, para así salir de la vorágine de todos los días entre asaltos y apuros. Pero no se encontrará personal y guías para realizar excursiones, sólo las podrás ver en los folletos.   

domingo, 11 de noviembre de 2012

Noche de los Museos versus Tecnópolis


Ayer por la noche Buenos Aires pudo vivir dos eventos importantes, por un lado el Gobierno de la Ciudad organizó la 9° edición de la visita nocturna a diferentes museos, y por el otro el Gobierno Nacional dio por finalizada, oficialmente, la edición 2012 de la megamuestra de ciencia, arte y tecnología.

Del otro lado de General Paz, más de siete mil personas vieron un espectáculo  de acrobacia, música y fuegos artificiales que cerró Tecnopolis, después de ser visitada por más de tres millones y medio de personas en sus ochenta y nueve días.

Mientras que en Capital se debatía La Noche de los Museos, desde las 20 horas hasta las 3 de la mañana, con 183 salas abiertas para ser visitadas de manera gratuita.

Por mi parte, no pude vivir el cierre de la muestra Tecnópolis, pero sí ele evento que organizó el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad. La elección no tuvo que ver con un gusto político sino con un gusto cultural. Pero basta de hablar de mis elecciones para el sábado por la noche y empecemos a recorrer los Museos de Capital Federal.

Al entrar a cada espacio de arte los visitantes se encontraban con personal del gobierno porteño que repartían la programación, además incluía la lista de los museos participantes divididos por zona y con su mapa correspondiente. También las mismas personas le daban a cada uno un pase para viajar gratis en las 85 líneas de colectivo dispuestas para tal evento. Y cada medio de información, ya sea folletos o personal, estaban distinguidos con el color amarillo representante del PRO y el color azul que correspondía a la campaña de La Noche de los Museos.

Como dije anteriormente, decidí participar del evento organizado por el Gobierno de la Ciudad y más aún opté por la zona de Palermo, por el corredor del norte sobre Libertador.

Entre los espacios del barrio de Palermo se puede encontrar el Museo de Evita, exactamente en Lafinur 2988. Allí los visitantes tenían la opción de recorrer el espacio sólos, por su cuenta o también optar por hacerlo con un guía que además de acompañar cuenta la historia de Evita, desde sus comienzos, como también los secretos del lugar. Entre las visitas había adultos como también adolescentes que miraban muy atentos cada rincón del lugar.

El Museo de Evita está emplazado en un petit hotel construido en la década  del siglo XX. Tal casona fue adquirida por la Fundación de Ayuda Social Eva Perón para albergar el Hogar de Tránsito N°2 y en el 2002 se convirtió en tal museo. Los espacios están decorados con fotografías de Eva Duarte, de su familia y de todo su recorrido por la política. Además, se pueden ver plasmas y proyectores que muestran videos de su accionar, tanto en el momento que fue actriz como en el momento del quiebre hacia la política (1944). El camino por la casona está acompañado de música funcional y de todos los objetos de Evita, ya sean vestidos, carteras y máquinas de cocer que se encuentran custodiados por vidrios transparentes.

Otro de los museos que se podían visitar en la zona de Palermo es el Mallba, fundación Constantini. Entre sus pisos relucientes y sus escaleras mecánicas se puede observar las exposiciones del arte latinoamericano del siglo XX, esculturas, una muestra del arte brasilero teñido de color y exhibiciones donde el público podía formar parte ya sea tocándolos para ver su transformación o sacando fotos. A pesar de las cuadras de cola que se desprendían de la puerta del Malba la gente, tanto grupo de adolescentes, como familias y adultos e general, aguardaban demostrando interés por conocer el lugar o por volverlo a visitar.

El Museo Nacional de Arte Decorativo es otro de los espacios a visitar, es otro de los lugares donde la fila de gente se hacía esperar para ingresar. A diferencia de los demás museos, en este no podían tomarse fotografías lo cual era vigilado celosamente por muchos custodios que se encontraban en cada habitación de la casona. Allí podían verse pinturas, pero lo más fascinante era ver cómo vivían las familias más pudientes, sus objetos lujosos y sus espacios fríos y gigantes. El palacio pertenecía a la familia formada por Josefina de Alvear y su esposo Matías Errázuriz Ortúzar.

En los tres Museos había un espacio donde se vendían obras de arte pequeñas, objetos de diseño y merchandaising del lugar. En el caso del Museo de Evita los visitantes podían comprar tazas, vasos, muñecas, imanes y diferentes objetos con la cara de Eva Duarte y también de Perón. Además este último y el museo de Arte Decorativo ofrecían un restaurante para disfrutar de una cena al lado del mismo espacio de arte e historia.

En fin, a pesar de que se tuvo que elegir entre un evento u otro, en vez de poder disfrutar los dos, las calles de Buenos Aires se llenaron de gente, de autos, bicicletas, y luces por doquier. Los lugares de comida pertenecieron abiertos toda la noche para aprovechar esta movida cultural y los ciudadanos vivieron una noche diferente teñida de historia, música. Teñida de arte.