Una familia que decidió darle una nueva oportunidad a otro
niño con capacidades diferentes. Una familia que deja de lado los miedos y
dudas y elige apostar por un hogar numeroso y lleno de amor.
Sergio y Fernanda decidieron tener muchos hijos, no sólo
biológicos, sino también darle la posibilidad a bebes con síndrome de down, y
así es como, actualmente, tienen cinco hijos: Candelaria de 16, Felipe de 10,
Rosario de 5 y Benito de 3, sin embargo no se descarta la posibilidad de una
tercera adopción.
La historia de darles la oportunidad a niños abandonados con
síndrome de down de tener su propio hogar nació hace más de 6 años cuando esta
familia tucumana perdió a causa de leucemia a su primer hijo down adoptado. Y
luego de tal devastadora situación Sergio y Fernanda no bajaron los brazos y
adoptaron, un año después, a Rosario, otra bebé con síndrome de down, otra
posibilidad, otra decisión de “amor maravillosa”.
En este recorrido, la familia Guette recordó como fueron
esos pasos para agrandar la familia: “al principio fue aprenderlo todo; cómo
tratarlo, hacer la estimulación, en casa participar de juegos con sus hermanos.
Aprender a tener a paciencia, porque ellos tienen sus ritmos, sus tiempos y
animarnos a vivir de fiesta porque cada cosa que logran es una fiesta y
aprendimos a disfrutarlo”.
Las cabeceras de la familia no son los únicos que creen en
semejante decisión, sus hijos biológicos también entienden que tener hermanos
con síndrome de down es una experiencia “espectacular” y que sus padres deben
formar parte de un libro que se llame “personas valientes, por animarse a
enfrentar los cuestionamientos del mundo exterior y sobre todo por lidiar con
las enfermedades que pueden llegar a tener sus hermanos, ya sea problema de
tiroides, de corazón, etc.
El camino que los Guette recorrieron, y lo siguen haciendo,
les dio la posibilidad, también, de conocer a otros padres decididos a brindar
el mismo amor que ellos hacia chicos con síndrome de down. Entonces se conformó
un grupo que con el tiempo se convirtió en una fundación. Hoy se llama Down is
Up y cumplen el rol de visitadores de los padres primerizos.
“Cuando vamos a visitar a los padres a los hospitales, vemos
que al principio están todos mal, parece que hubiera muerto alguien y vos al
tiempo ves que esa familia es otra”, manifestó Sergio.
Su esposa, Fernanda, coincide en todo lo que su marido dijo,
sólo agregó: “la gente cuando ve que alguien se anima, cuando uno hacen el bien
y busca el bien, se contagia”.
Un contagio sanador, un contagio que décadas atrás era
impensado y que hoy ayuda a combatir el prejuicio de miles de padres y el
abandono de miles de chicos con síndrome de down. Todo es cuestión de amor, valentía
y sobre todo dedicación y creencia.