Verdurazo,
panazo, frutazo y otras modalidades para que el productor se acerque al vecino
con precios sin intermediarios fueron citas obligadas en el centro porteño
durante todo el 2018.
Resulta que
este viernes por la mañana se quiso comenzar el 2019 con un “feriazo” en
Constitución pero no salió como todos los demás sino que el Gobierno de la
Ciudad la suspendió por faltas de permiso y la policía salió a respaldar esa suspensión.
Lo cual provocó que la venta de frutas y verduras se suspenda y los productos
terminaron secuestrados. Aunque no todos, algunos se escaparon entre los
cajones e hicieron justicia ante los precios irrisorios que se cobran en las verdulerías.
La venganza
de la berenjena
Cuando la policía
se dispuso a dispersar a los trabajadores rurales con una gran fila que parecía
interminable, un fotógrafo posó su lente en un detalle, un detalle que cuenta
una historia, un detalle que tomó protagonismo y se transformó en el personaje
principal de esta nota.
Una
anciana. Una abuela con un changuito de compras improvisado, una pollera azul y
una cara que no llega a verse pero que tampoco hace falta. No es necesario
conocerle la cara a la mujer para darse cuenta de su necesidad, la acción que
llevaba a cabo lo decía todo.
El claro
ejemplo de que una imagen vale más que mil palabras.
La imagen:
una abuela sostenida por su carrito de compras de cartón se agachó para agarrar
una de las pocas berenjenas que se vengaron del secuestro policial. Las
verduras estaban tiradas en el suelo, la mujer tratando de no caerse se
aproximó a ellas y los policías que formaban esa larga fila se mostraban
indiferentes, seguramente viéndola de reojo pero sin mover un músculo de su
actitud firme.
Y
últimamente es así cómo se divide la sociedad. Algunos siguen con sus trabajos
y asistiendo a verdulerías para comprar lo que esta abuela no puede hacer. Una
abuela que es parte de los “otros”, los que no tienen trabajo y/o están
jubilados y, justamente, por eso no pueden acudir a los comercios que inflan
sus precios. Y justamente por eso fueron a este “feriazo” sin imaginar que en
vez de encontrarse con verduras se encontrarían con un gran cordón policial con
orden de “dispersar”.
Una abuela
y una berenjena.
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