El hecho: un robo,
pero el tema de fondo no es el hecho.
Es verdad que muchas
veces el sonido refleja lo que las palabras no, y en este caso la
conjunción de las mismas generó un emocionante relato que hizo
emocionar a más de uno pero, sobre todo, hizo repensar algunos
cánones, demostrar cuán equivocada está la sociedad.
Los diarios se
hicieron eco de la noticia pero la radio le dio un condimento
especial, le brindó al oyente la posibilidad de emocionarse con la
emoción y sencillez del protagonista: Francisco Gallo. Quién en
realidad, dejó en claro que el protagonista es la acción cometida.
El hecho: un robo. 3
nenes, de entre 9 y 15 años, entraron a una juguetería de Neuquén
a las 4.30hs y sustrajeron 6 muñecos de peluche. Cuando
emprendieron la huida se cruzaron con un patrulleros y fueron
atrapados. Sí, nenes de 10 años “atrapados” por la policía,
con sus manitos apoyadas en los vidrios y de espaldas a los efectivos
que les llevaban el doble en altura.
Ante el hecho,
Francisco Gallo, dueño del comercio, se dirigió a la comisaría y
al ver la cara de los niños decidió no efectuar la denuncia, cosa
que fue imposible por el “sistema burocrático del país”. Hasta
ahí fue un hecho más de “inseguridad”.
¿Quién es el
responsable?
El comerciante dio
una lección de vida hoy al mediodía, escuchada por miles de
personas que en ese momento sintonizaban 99,9 (Radio La 100)
Una voz acongojada,
un estilo dulce y una marcada emoción ayudó a que un hecho de
“inseguridad” sea analizado como un hecho de negligencia.
Negligencia: falta
de cuidado, aplicación y diligencia de una persona/institución en
lo que hace, en especial en el cumplimiento de una obligación.
Y en este caso, es
negligente la mamá de los nenes que en ese momento deberían estar
durmiendo arropados en su hogar, son negligentes esos niños, de los
cuales una de ellas es a la vez mamá de una beba de 2 años; es
negligente la policía por
no cuidar a los niños que se llevaron
osos de peluche. ¿Realmente ellos son los negligentes?
Una pregunta que
puede tener múltiples respuestas, como por ejemplo las manifestadas
en el anterior párrafo. Una pregunta que deriva a muchas otras: ¿qué
hacían nenes tan chiquitos en la calle a la madrugada?, ¿dónde
estaba la mamá de esos nenes en ese momento?, ¿por qué se llevaron
osos de peluches?, ¿por qué decidieron romper un vidrio e ingresar
al comercio?
Preguntas, preguntas
y más preguntas.
Una simple
respuesta, la de Francisco Gallo: “No estaban buscando celulares
para revenderlos. Se llevaron algo que deseaban. Un Mickey, un
Spiderman... Si el Estado y el Gobierno no hacen algo por los chicos,
es la sociedad la que tiene el deber de hacerlo. Yo sólo pongo un
grano de arena”, indicó el comerciante, y contó que
en vez de pagar con la misma moneda, decidió regalarles lo robado a
cada nene después de recibir unas sinceras y espontáneas disculpas.
Basta de
criminalizar, basta de la bronca, hay que empezar a humanizarse para
que la sociedad cambie, para que nenes de 10 años duerman en sus
hogares a la hora debida, jueguen a la tarde, vayan al colegio y no
pierdan la tan preciada infancia que en el futuro hará grandes
personas.