En Haedo tres chicos
pelean por su vida mientras otro ya no tiene posibilidad de nada. En
Adrogué un hombre sufre por sus fracturas y lesiones. ¿A causa de
qué?. A causa de dos adolescentes “irresponsables” que manejaron su
auto a toda velocidad y en estado de ebriedad. Es inevitable recordar
la escena de la película argentina Relatos Salvajes donde,
justamente, se toca este tema y se ve la crueldad y las miserias del
ser humano. (Por las dudas que algún distraído no la haya visto no
voy a contar de qué se trata, aunque deberías imaginarlo, bah
DEBERÍAS VERLA)
Y después del
“accidente” llegan las opiniones, de un lado
y del otro.
Porque, no se sabe
si es por casualidad o por qué pero, generalmente el victimario es
de clase social media-alta, mientras que la victima es de clase
social baja. ¿Es obra del destino?, son interrogantes que no se
pueden responder pero que dejan pensando a más de uno y más de uno
piensa: pasa esto porque el victimario es un “niño rico” que no
tiene noción de lo que hace, mientras que la victima es el pobre que
va a trabajar o sale como puede y no tiene un auto y le da valor a
las cosas; O...pasa esto porque el pobre no presta atención a su
alrededor, se piensa que es el dueño de la calle, mientras que el
niño rico, puede que sí se embriague, como también lo hace el
pobre pero se piensan que como tienen plata es distinto. Esas son
algunas de las opiniones de más de uno, pero en el medio están las
familias de ambos.
Y también pasa, en
la mayoría de los casos, que la familia de la victima sale a hablar
y a acusar por todos los medios al victimario que pocos saben qué le
podrá haber pasado, mientras que la familia del niño rico no habla
en ningún medio y ni siquiera se le conocen las caras.
Es así como de un
lado
y del otro dan sus puntos de
vista, acusan y lloran. Y en el medio están las familias de ambos,
que pueden ser o no culpables, pero que ambas sufren. Sufren por sus
propias decisiones, sufren por la actuación del victimario, sufren
por el resultado del “accidente”, sufren.
De un lado
y del otro.
Todos reclaman
justicia, de modos diferentes, en ámbitos diferentes y con recursos
diferentes pero al fin y al cabo los culpables hacen lo posible para
salir en libertad mientras que el inocente sufre por la injusticia y
por la pérdida.
Esta semana se
pueden citar sólo dos casos que llevaron a varios “chicos pobres”
sufrir por el accionar de un “niño rico” pero es seguro que
todas las semanas suceden estos casos, de los cuales muchos son
tapados por dinero o porque no fueron tremendamente terribles. Sin
embargo, a pesar de la falta de mediatez los casos son similares, se
entremezcla la injusticia, la falta de veracidad y sobre todo la
negligencia, no sólo de la persona que cometió el hecho sino de
quienes no hicieron nada para evitarlo: padres, familiares, y
miembros del estado que no ejercen el poder, que no hacen cumplir las
leyes.
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