Pleno verano. Un grado más, una página más. Hoy es el día. Hoy es el día para refrescar las ideas, para tener ganas y animarse a jugar entre los renglones imaginarios.
Y aquí estoy: escribiendo. Porque escribir es soñar con algo distinto, no es sólo contar. Hoy escribo para que mis palabras no queden ocultas tras un archivo de word, para hacerme cargo de cada elección, de cada pensamiento. Y sobre todo, hoy escribo para serle fiel a quién me enseñó a querer el mágico oficio de escribir. Un oficio para algunos, una pasión para mí.
En fin, hoy mis ganas se materializaron, hoy voy a construir algo.

martes, 7 de abril de 2015

Niños ricos, chicos pobres y familias que sufren

En Haedo tres chicos pelean por su vida mientras otro ya no tiene posibilidad de nada. En Adrogué un hombre sufre por sus fracturas y lesiones. ¿A causa de qué?. A causa de dos adolescentes “irresponsables” que manejaron su auto a toda velocidad y en estado de ebriedad. Es inevitable recordar la escena de la película argentina Relatos Salvajes donde, justamente, se toca este tema y se ve la crueldad y las miserias del ser humano. (Por las dudas que algún distraído no la haya visto no voy a contar de qué se trata, aunque deberías imaginarlo, bah DEBERÍAS VERLA)

Y después del “accidente” llegan las opiniones, de un lado y del otro.
Porque, no se sabe si es por casualidad o por qué pero, generalmente el victimario es de clase social media-alta, mientras que la victima es de clase social baja. ¿Es obra del destino?, son interrogantes que no se pueden responder pero que dejan pensando a más de uno y más de uno piensa: pasa esto porque el victimario es un “niño rico” que no tiene noción de lo que hace, mientras que la victima es el pobre que va a trabajar o sale como puede y no tiene un auto y le da valor a las cosas; O...pasa esto porque el pobre no presta atención a su alrededor, se piensa que es el dueño de la calle, mientras que el niño rico, puede que sí se embriague, como también lo hace el pobre pero se piensan que como tienen plata es distinto. Esas son algunas de las opiniones de más de uno, pero en el medio están las familias de ambos.

Y también pasa, en la mayoría de los casos, que la familia de la victima sale a hablar y a acusar por todos los medios al victimario que pocos saben qué le podrá haber pasado, mientras que la familia del niño rico no habla en ningún medio y ni siquiera se le conocen las caras.

Es así como de un lado y del otro dan sus puntos de vista, acusan y lloran. Y en el medio están las familias de ambos, que pueden ser o no culpables, pero que ambas sufren. Sufren por sus propias decisiones, sufren por la actuación del victimario, sufren por el resultado del “accidente”, sufren.

De un lado y del otro.

Todos reclaman justicia, de modos diferentes, en ámbitos diferentes y con recursos diferentes pero al fin y al cabo los culpables hacen lo posible para salir en libertad mientras que el inocente sufre por la injusticia y por la pérdida.

Esta semana se pueden citar sólo dos casos que llevaron a varios “chicos pobres” sufrir por el accionar de un “niño rico” pero es seguro que todas las semanas suceden estos casos, de los cuales muchos son tapados por dinero o porque no fueron tremendamente terribles. Sin embargo, a pesar de la falta de mediatez los casos son similares, se entremezcla la injusticia, la falta de veracidad y sobre todo la negligencia, no sólo de la persona que cometió el hecho sino de quienes no hicieron nada para evitarlo: padres, familiares, y miembros del estado que no ejercen el poder, que no hacen cumplir las leyes.

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