Pleno verano. Un grado más, una página más. Hoy es el día. Hoy es el día para refrescar las ideas, para tener ganas y animarse a jugar entre los renglones imaginarios.
Y aquí estoy: escribiendo. Porque escribir es soñar con algo distinto, no es sólo contar. Hoy escribo para que mis palabras no queden ocultas tras un archivo de word, para hacerme cargo de cada elección, de cada pensamiento. Y sobre todo, hoy escribo para serle fiel a quién me enseñó a querer el mágico oficio de escribir. Un oficio para algunos, una pasión para mí.
En fin, hoy mis ganas se materializaron, hoy voy a construir algo.

domingo, 30 de junio de 2013

Arlt divisó las aguafuertes porteñas del 2000


 Un día alguien me recomendó Las Aguafuertes porteñas de Roberto Arlt, y como es común primero averigüé en Internet de qué trataba. Ahí sólo me contaron que el libro recorría los cambios políticos, sociales y culturales desde 1928 a 1935, en Buenos Aires y, que tales transformaciones se imprimían en artículos que Arlt publicaba en el matutino El Mundo.  
¿Por qué dije que SÓLO contaron eso? Por el simple hecho de que Las Aguafuertes Porteñas fueron más allá (un allá que se desarrollará en este artículo), y que quizás sin darse cuenta, Arlt promovió tales aspectos a la posmodernidad.
Si el lector no le daría importancia al prólogo seguramente llegaría al mismo final y se daría cuenta de casi las mismas cosas, pero no podría entender qué pasaba en esa época, ya que el prólogo de Sylvia Saítta ubicó al lector en el matutino donde se imprimieron Las Aguafuertes porteñas y en la política e ideología del país donde se imprimió el diario El Mundo.
El mundo y Las Aguafuertes porteñas se dividieron y correlacionaron en cultura y política. Con respecto a la cultura, Roberto Arlt fue examinador y calificador de periodistas, escritores y críticos, tanto teatrales como literarios. En cuanto a los periodistas, la sociedad de la década del ´30 como la actual definió a los buenos profesionales como quienes descubren e investigan temas de interés público y los llevan a la prensa escrita, audiovisual y, ahora, medios digitales. Claro está, que como en muchas otras profesiones, existen los malos periodistas y ahí se detuvo Arlt para darles un consejo, para decirles que si quieren ser malos periodistas se atengan a 3 condiciones: “ser un perfecto desvergonzado, saber apenas leer/ escribir, y tener una audacia a toda prueba y una incompetencia asombrosa” (Arlt, 2008:41), así tendrán la posibilidad de hablar sobre cualquier tema aunque no conozcan absolutamente nada.
Los escritores también recibieron lo suyo pero con la particularidad que Arlt arremetió contra ellos con nombre y apellido. Y así fue como Leopoldo Lugones recibió un “es un maestro en eso de inflar globos” (Arlt, 2008:54), un literato que cambia de opinión constantemente y que no tiene peso en la sociedad. Como Lugones, muchos otros tuvieron su merecido, aunque otros tantos fueron alzados con buenos adjetivos, tal es el caso del grupo Boedo que sin tener miedo a nada ni a nadie se ocuparon de las miserias de los argentinos. Los críticos teatrales y literarios fueron reconocidos por Arlt como seguidores del poder y engañadores de sus propios pensamientos, ya que los jueces que veían o leían una obra y les parecía un bochorno, eran los mismos que al día siguiente llenaban sus artículos de felicitaciones.
Lo grandioso de las críticas de Arlt es que no les tenía miedo a sus colegas, podía criticar a periodistas, escritores y críticos sin problemas y sin dejar de demostrar que él era tres profesionales en uno: un Arlt periodista, un Arlt escritor y un Arlt crítico.
Con respecto a la política de los ´30, Arlt resaltó la importancia de la juventud en la militancia, en el convencimiento y sobre todo en el pensar por hoy y no por lo que vendrá. También se tuvo en cuenta el comienzo de la timba en la política, ya el honor no tenía nada que ver sino que se jugaba el ego, el propio regocijo de embocar al ganador. Arlt citó un diálogo como un gran ejemplo: -Te juego diez mangos del sueldo a que ganan los conservadores. – ¿Cuánto te juego a que los radichetas llegan en punta?
El caso está en que tanto los aspectos citados por Arlt de la política y la cultura se repiten en el actual 2013. Y a pesar de que estemos en una posmodernidad donde todo cambia, donde todo es inestable, resurgen hechos de la modernidad de Roberto Arlt que siguen pisando fuerte, que siguen ocurriendo en la actualidad.

Creo que no hace falta citar las similitudes entre la época del ´30 y la del 2000, pero sí podría ser tarea para el hogar pensar cómo se repiten tales aspectos culturales y políticos en la posmodernidad del cambio. 

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