Pleno verano. Un grado más, una página más. Hoy es el día. Hoy es el día para refrescar las ideas, para tener ganas y animarse a jugar entre los renglones imaginarios.
Y aquí estoy: escribiendo. Porque escribir es soñar con algo distinto, no es sólo contar. Hoy escribo para que mis palabras no queden ocultas tras un archivo de word, para hacerme cargo de cada elección, de cada pensamiento. Y sobre todo, hoy escribo para serle fiel a quién me enseñó a querer el mágico oficio de escribir. Un oficio para algunos, una pasión para mí.
En fin, hoy mis ganas se materializaron, hoy voy a construir algo.

viernes, 12 de octubre de 2012

No es el día de la raza




El 12 de octubre de 1492 la expedición de Cristóbal Colón desembarcó en América, aunque Colón haya creído que era la India. El 12 de octubre se dio el primer contacto entre europeos y americanos, conocido como “encuentro entre dos mundos”. El 12 de octubre se conmemora el Día de la Raza: el nacimiento de una nueva identidad por la fusión que se produjo entre los pueblos originarios del continente americano y los colonizadores españoles.

Sí, esa es la historia que nos cuentan en la primaria, la historia que nos hacen representar disfrazados de indios o de Colón en el jardín, sin detenerse a pensar que años más tarde ese niño se volverá un adulto y sabrá entender que el 12 de octubre no fue un feliz y fructífero encuentro entre América y Europa. Esos festejos de colegio ¿suceden por querer ocultar? o ¿por no querer aceptar la magnitud de una masacre?

La denominación: Día de la Raza, se pensó, justamente, para crear una celebración que uniese a España y a América. Sin embargo, tal evento que pareció ser una inocente expedición fue todo lo contrario.

Ahora sí llega la anécdota que se le cuenta a los adultos, la verdadera historia del 12 de octubre de 1492. Es indudable que Colón comandaba una expedición que llegó a América y que se encontró con una cultura indígena, pero nada tiene de cierto que descubrieron el continente americano, ya que esas tierras estaban habitadas, por ende ya habían sido descubiertas. Y allí se encontraron americanos y europeos y allí se produjeron dos hechos de real importancia: los colonizadores españoles defendieron, y lo siguen haciendo, su posición, ellos creen realmente que el fin justifica los medios, ellos creen realmente que fueron quienes descubrieron América por haber generado una vía de intercambio comercial y cultural entre el “nuevo” y viejo mundo; mientras que los pueblos originarios del continente americano vivieron otra realidad, vivieron la aniquilación de culturas indígenas, la esclavización y el despojo de todas sus creencias y costumbres, a tal punto que las poblaciones indígenas fueron convertidas al cristianismo y comenzaron a hablar en español, entre otras cosas. Aquí está justamente el punto “olvidado” por los manuales escolares, por los actos de colegio, por la enseñanza al niño que le hacen entender que el 12 de octubre es el Día de la Raza, es un feliz día dónde todos (con diferentes costumbres) se unieron para lograr algo mejor. ¿Mejor para quién?  

Y entonces la posmodernidad actual juega entre dos relatos, entre una historia inocente y una historia cruel pero real, entre un cuento de niños y uno de terror.

Pero llegó el tiempo en que se dieron cuenta que el Día de la raza no era una celebración lógica o por lo menos no era una celebración, y así fue como hace tan sólo un año atrás se tomó conciencia de que el 12 de octubre nada tenía que ver con un día feliz. A partir del 2011, con la presidencia de Cristina F. de Krichner, Argentina dejó de conmemorar el Día de la Raza y en su lugar comenzó a festejar el Día del respeto a la diversidad cultural.

Ahora habría que preguntarse si el recuerdo del 12 de octubre tiene que ver con un cambio de términos o con un cambio de educación, es decir, ¿se seguirá contándo a los chicos ese relato inocente?, ¿se seguirá representando a Colón como el héroe que descubrió América? O realmente ¿se contarán las cosas como son?, aunque los chicos tengan que perder, en algún aspecto, su inocencia, su credulidad hacia todo lo que les cuentan. 

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