Pleno verano. Un grado más, una página más. Hoy es el día. Hoy es el día para refrescar las ideas, para tener ganas y animarse a jugar entre los renglones imaginarios.
Y aquí estoy: escribiendo. Porque escribir es soñar con algo distinto, no es sólo contar. Hoy escribo para que mis palabras no queden ocultas tras un archivo de word, para hacerme cargo de cada elección, de cada pensamiento. Y sobre todo, hoy escribo para serle fiel a quién me enseñó a querer el mágico oficio de escribir. Un oficio para algunos, una pasión para mí.
En fin, hoy mis ganas se materializaron, hoy voy a construir algo.

lunes, 2 de abril de 2012

Guerra de Malvinas


                                            Disparo a la soledad

Aviones y tanques. Ametrallantes disparos y pesadas corridas aturden en cada rincón. Ojos fuera de su eje y oídos que sangran y lágrimas que inundan y brazos que separan. Encierros. Escapes.
Media vuelta y otra. Pasos que avanzan y avanzan. Un ambiente pesado, a veces silencioso, la guerra de Malvinas.
Como todo suceso, la guerra argentina se dio por y para algo. La dictadura de ese entonces necesitaba un cambio y para eso un conflicto les venía bien. Para los militares el fin sí justifica los medios, aunque se lleven cientos de vidas humanas. El medio fue la guerra, desmedida por cierto, entre Argentina y el Reino Unido. ¿Y el tan ansiado fin? Desviar la atención social de los problemas (inflación, recesión, empobrecimiento de la clase media, endeudamiento externo, etc) y como si eso fuera poco, también se quería recuperar el crédito perdido de los sectores sociales.
Una ofensiva operación. Un conflicto armado padecido desde el 2 de abril hasta el 14 de junio de 1982, día de la rendición argentina.
Una ofensiva operación. Un conflicto armado que dejó 649 soldados muertos, 255 británicos y 3 civiles.
Un conflicto armado que hizo posible la pronta apertura democrática, el hundimiento de la dictadura militar argentina y del otro lado del charco la reelección de Margaret Tatcher(1983), la reelección del gobierno conservador británico.
Escalofriantes cifras, límites que fueron más allá, propósitos desmedidos y la ausencia de un buen plan, la ausencia de recursos por parte de Argentina, la ausencia de recursos para ir contra un fuerte rival.
¿Por qué será que a los sobrevivientes argentinos de Malvinas les cuesta hablar de su actuación en la guerra?, ¿qué les tapa la boca?
Según, Fernando Magno (sobreviviente) y tantos otros: el miedo, el agresivo frío y además de tener al Reino Unido como rival, lidiar con otro enemigo, uno interno: “la supervivencia en un ámbito inhóspito y sin alimentación”, una situación que amordaza a cada soldado. 
 Y mientras los aviones y tanques aceleraban, los chicos trataban de luchar por su patria, lejos de un cálido ambiente, Plaza de Mayo era el  escenario de una multitud. Galtiere y Juan Pablo II juntos en Casa Rosada. Un mensaje de paz y otro de guerra, juntos, ¿una contradicción?
La plaza del pueblo seguía su función. Muchos argentinos aguantaban un pesado y olvidado cartel que pronunciaba paz y otros tantos instaban una guerra, eso sí sin el proceso: Malvinas sí, proceso no, ¿otra contradicción? ¿Cómo se puede tener una guerra sin el proceso? Parece que el tema de la individualidad viene de hace tiempo.
 Cómo no querer una guerra que se daba a miles de kilómetros al sur, y cómo querer un proceso que afectaba a un territorio argentino, que golpeaba el suelo porteño y a cada provincia. Quizá un egoísmo propio de la sociedad.
  Un individualismo no sentido en las Malvinas, donde el frío y el hambre marcaban cada grieta de las islas. Donde se veía a soldados sacrificándose por su patria y por generales que los abandonaron, que dejaron a cada chico escribir su suerte. Chicos que quisieron salvar un territorio, luchar por su patria y fueron detenidos por balas y el fuego de la sin razón.
¿Individualismo? Es una posición moral, filosófica e ideológica que enfatiza la dignidad del individuo. Lo importante es la independencia y la autosuficiencia. El individuo es el centro.
Valla coincidencia. Al finalizar la guerra, al conseguir la derrota, los sobrevivientes volvieron y con ellos las ganas de ser reconocidos y apoyados. Sin embargo, sólo los esperó la autosuficiencia, una absoluta soledad, la espalda de cada político, de muchos argentinos y encima sus propios suicidios. Ya que a los soldados, si no los mató el Reino Unido, los mató la sociedad, el no estado argentino. Porque un estado garantiza protección a sus ciudadanos, cosa que no pasó luego de la derrota.
Aviones que aterrizan. Fuegos que se apagan. Buscar por un lado o por el otro. Pasos hacia atrás y un silencio que no ayuda. Un vacío innombrable y las espaldas de cada argentino hacen dar cuenta a los veteranos de guerra de su propia soledad. Un aislamiento que de poco se llena y que calma con la ayuda de una sociedad despierta y las ganas de no volver a vivir ese tremendo conflicto.
Y así fue como se pasó de una pelota a un arma, d un adolescente a un veterano de guerra, de soñar un futuro a tener pesadillas. Hoy a 30 años de la guerra de Malvinas se recuerda una guerra desmedida. 

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